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sábado, 21 de marzo de 2015

La hora de la siesta , un armario ,y la solidaridad de los vecinos de mi barrio

Era la hora de la siesta, de las de antes , cuando todo el mundo se quedaba en casa ,  cuando a la chiquilleria se nos tenia encerrados en casa , para no armar alboroto por las calles , para no romper ese silencio nocturno de las 4 de la tarde.

Mama tenia medico ,dejándonos solos a mis dos hermanas y a mi.
-No habràis   la puerta del armario - nos dijo

La verdad , no se quien tuvo la genial idea de jugar al escondite .




El juego empezó como siempre , empezando a contar el mas pequeño, es decir , en este caso ,yo  pero como no era la primera vez y sabia ,que iba a perder siempre , empece haciendo trampas .                 

1, 2 , 10, 12, 20 ....y como no, mirando por encima del hombro para ver donde se escondían mis hermanas,

Por fin , me tocaba a mi esconderme  , y como algunas veces soy demasiado listo, tuve la idea genial , que suele preceder al desastre . Me fui a esconder en el armario prohibido , pensando que mis hermanas no me buscarían allí .

Fue abrirla y ver como mi imagen reflejada en el espejo , se movía hacia abajo orinado un gran ruido, como el de una guillotina , que caía sobre mi descalzo pie derecho.

Lo que ocurrió despues fue para mi , un bendito caos , gracias al cual , se pudo salvar mi pie , el cual estaba prácticamente dividido en 2....

Mi hermana Katy llorando . Mi hermana Isabel , que era la mayor, intentando mantener la calma, llamando a todos los vecinos del rellano , que rápidamente fueron a la habitación a socorrerme.Que avisan al dueño de un bar , que lo cierra para socórreme, que entre todos consiguen quitarme el cristal,  que me lían el pie en sabanas y toallas , que me bajan por la escalera , que me suben a un coche con un pañuelo blanco por la ventana muchos tranquilos que no a sido nada.

Llegada a la casa de socorro, anestesia y muchos puntos.

Imaginaros el disgusto de mis hermanas y como no, el de mi madre. Creo que las 3 se sentían culpables , cuando el verdadero culpable era yo.

 Lo que me queda despues de tantos años , a parte de una cicatriz horrorosa , es esa solidaridad de los vecinos de mi barrio que dejaron todo, e incluso cerrando el negocio , para socórreme. Gracias a ellos todo quedo en un gran susto y hoy conservo mi pie entero.

A TODOS ELLOS :



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